Desde la costa Este de Estados Unidos
hay una peregrinación anual a George Town, en el extremo sur de las
Exumas en Bahamas. George Town es la Mecca náutica de las Bahamas y
el hajj del que participamos este año es casi obligatorio para los
barcos que navegan el Atlántico Norte Occidental. Haber llegado a
George Town es otro hito en nuestro viaje.
En su amplia Bahía Elizabeth, George
Town alberga de 300 a 400 barcos entre los meses de enero y marzo. La
comunidad que se forma anualmente frente a George Town es amigable y
activa. Se organizan todo tipo de actividades en la playa, todas
concluyendo con tragos al atardecer. Hay playas, dunas, cuevas y
arrecifes. En el pueblo hay dos supermercados, una ferretería, una
fiambrería y algunos restaurantes. Además de toda esa belleza
natural e infraestructura, el pueblo ofrece agua potable gratis.
Nosotros llegamos a George Town tarde
en la temporada. Creemos que la llegada tardía es una ventaja porque
no nos gusta estar anclados en lugares super poblados de barcos. Para
cuando llegamos quedaban apenas 100 barcos. Nos perdimos algunas de
las actividades comunitarias divertidas, pero preferimos no estar
apilados.
Elizabeth Harbour con "apenas" 100 barcos |
Hace una semana que estamos acá y
hemos tenido oportunidad de descansar un poco del trajín que
representa mover el barco cada dos o tres días. Los primeros días
los pasamos sentados en la playa, nadando con rayas, jugando volley,
charlando, estando. Por primera vez en casi dos meses comimos en un
restaurant.
Alimentando rayas en Volleyball Beach |
Desde el monumento |
Aquí nos encontramos con Shambala, un
barco que conocimos en Vero Beach en enero. Ellos viajan con chicos
de la misma edad que los nuestros. A través de Shambala conocimos a
Perry, que también navega con chicos de edad similar. La vida cambia
mucho cuando hay un grupo de chicos que se entretienen solos. Nos da
a los grandes la oportunidad de estar tranquilos y poder jugar a
juegos algo más divertidos que “adivinen el número que estoy
pensando” o veo-veo.
Tripulación infantil de Shambala, Perry y Taia |
Ayer tuve una de las experiencias más
especiales de este viaje. Fui a cazar peces con Paul de Shambala y
Matt de Perry. Digo cazar y no pescar porque los 3 fuimos con lanzas,
aletas y máscaras. Nos tiramos al agua en un arrecife y empezamos a
buscar peces para ensartar con las lanzas. Después de 2 horas de
nadar y no empalar ningún animal, escuché el ruido característico
de un delfín. Al darme vuelta ví que un delfín se me acercaba.
Pensé que el delfín seguiría su
camino después de mirarme con curiosidad. Pero lo que hizo fue mucho
mejor que eso. Se quedó nadando cerca mío. Rápidamente olvidé mi
cacería para nadar con este curioso delfín. Se me acercaba, me
miraba, se alejaba, volvía. En un momento apareció una barracuda y
yo, como siempre que veo barracudas, me alejé. El delfín correteó
a la barracuda y volvió a nadar conmigo.
Juntos nadamos hacia donde estaban Paul
y Matt. Ellos también dejaron la cacería para nadar con el delfín,
que nos observaba y mantenía una distancia prudente. Varias veces me
sumergí con él y nadamos en paralelo, a un metro el uno del otro.
Muy despacio yo empezaba a estirar mi brazo para tocarlo, pero todas
las veces el delfín respondía alejandose. Definitivamente no quería
que lo tocara. Pero siempre volvía y nadaba entre estos 3 seres
humanos que lo miraban fascinados.
Compartimos con el delfín casi una
hora en el agua. Él iba y venía, nadaba entre nosotros, se
acercaba, se alejaba. Volvimos sin la cena de pescado tropical que
habíamos imaginado, pero felices por haber entablado ese diálogo
con el delfín. Lamentablemente ninguno de los 3 tenía una cámara
para sacar fotos.
Mientras los hombres cazábamos, las
mujeres organizaron una fogata en la playa para la noche y los chicos
corrieron de acá para allá. La fogata fue un éxito. Nos juntamos
las 3 familias y otras 4 o 5 parejas. Cada uno trajo un poco de
comida y bebida. Compartimos la comida, el fuego, la compañía, las
estrellas, el mar.
Fogata en la playa |
Nuestro hajj a esta Mecca náutica
concluyó. Aunque no estamos caminando en círculos frente a una
mezquita, estamos haciendo algo similar en las playas y arrecifes de
la zona. Los espíritus se alimentan de cualquiera de las dos
maneras.
Sonrisa delfinesca |
Pronto dejaremos George Town para
explorar las Jumentos y las Raggeds, que son los grupos de islas más
remotos de las Bahamas.