19 abril 2014

Hajj, Mecca y un delfín

Desde la costa Este de Estados Unidos hay una peregrinación anual a George Town, en el extremo sur de las Exumas en Bahamas. George Town es la Mecca náutica de las Bahamas y el hajj del que participamos este año es casi obligatorio para los barcos que navegan el Atlántico Norte Occidental. Haber llegado a George Town es otro hito en nuestro viaje.

En su amplia Bahía Elizabeth, George Town alberga de 300 a 400 barcos entre los meses de enero y marzo. La comunidad que se forma anualmente frente a George Town es amigable y activa. Se organizan todo tipo de actividades en la playa, todas concluyendo con tragos al atardecer. Hay playas, dunas, cuevas y arrecifes. En el pueblo hay dos supermercados, una ferretería, una fiambrería y algunos restaurantes. Además de toda esa belleza natural e infraestructura, el pueblo ofrece agua potable gratis.

Nosotros llegamos a George Town tarde en la temporada. Creemos que la llegada tardía es una ventaja porque no nos gusta estar anclados en lugares super poblados de barcos. Para cuando llegamos quedaban apenas 100 barcos. Nos perdimos algunas de las actividades comunitarias divertidas, pero preferimos no estar apilados.
Elizabeth Harbour con "apenas" 100 barcos
Hace una semana que estamos acá y hemos tenido oportunidad de descansar un poco del trajín que representa mover el barco cada dos o tres días. Los primeros días los pasamos sentados en la playa, nadando con rayas, jugando volley, charlando, estando. Por primera vez en casi dos meses comimos en un restaurant.
Alimentando rayas en Volleyball Beach
Desde el monumento
Aquí nos encontramos con Shambala, un barco que conocimos en Vero Beach en enero. Ellos viajan con chicos de la misma edad que los nuestros. A través de Shambala conocimos a Perry, que también navega con chicos de edad similar. La vida cambia mucho cuando hay un grupo de chicos que se entretienen solos. Nos da a los grandes la oportunidad de estar tranquilos y poder jugar a juegos algo más divertidos que “adivinen el número que estoy pensando” o veo-veo.
Tripulación infantil de Shambala, Perry y Taia
Ayer tuve una de las experiencias más especiales de este viaje. Fui a cazar peces con Paul de Shambala y Matt de Perry. Digo cazar y no pescar porque los 3 fuimos con lanzas, aletas y máscaras. Nos tiramos al agua en un arrecife y empezamos a buscar peces para ensartar con las lanzas. Después de 2 horas de nadar y no empalar ningún animal, escuché el ruido característico de un delfín. Al darme vuelta ví que un delfín se me acercaba.

Pensé que el delfín seguiría su camino después de mirarme con curiosidad. Pero lo que hizo fue mucho mejor que eso. Se quedó nadando cerca mío. Rápidamente olvidé mi cacería para nadar con este curioso delfín. Se me acercaba, me miraba, se alejaba, volvía. En un momento apareció una barracuda y yo, como siempre que veo barracudas, me alejé. El delfín correteó a la barracuda y volvió a nadar conmigo.

Juntos nadamos hacia donde estaban Paul y Matt. Ellos también dejaron la cacería para nadar con el delfín, que nos observaba y mantenía una distancia prudente. Varias veces me sumergí con él y nadamos en paralelo, a un metro el uno del otro. Muy despacio yo empezaba a estirar mi brazo para tocarlo, pero todas las veces el delfín respondía alejandose. Definitivamente no quería que lo tocara. Pero siempre volvía y nadaba entre estos 3 seres humanos que lo miraban fascinados.

Compartimos con el delfín casi una hora en el agua. Él iba y venía, nadaba entre nosotros, se acercaba, se alejaba. Volvimos sin la cena de pescado tropical que habíamos imaginado, pero felices por haber entablado ese diálogo con el delfín. Lamentablemente ninguno de los 3 tenía una cámara para sacar fotos.

Mientras los hombres cazábamos, las mujeres organizaron una fogata en la playa para la noche y los chicos corrieron de acá para allá. La fogata fue un éxito. Nos juntamos las 3 familias y otras 4 o 5 parejas. Cada uno trajo un poco de comida y bebida. Compartimos la comida, el fuego, la compañía, las estrellas, el mar.
Fogata en la playa
Nuestro hajj a esta Mecca náutica concluyó. Aunque no estamos caminando en círculos frente a una mezquita, estamos haciendo algo similar en las playas y arrecifes de la zona. Los espíritus se alimentan de cualquiera de las dos maneras.
Sonrisa delfinesca
Pronto dejaremos George Town para explorar las Jumentos y las Raggeds, que son los grupos de islas más remotos de las Bahamas.

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