31 diciembre 2014

Nuevo enlace, coño!

Agregué un nuevo link a la barra de navegación del blog. El nuevo link, Posiciones, lleva a un blog en el que puse un mapa que muestra las posiciones de GPS del Taia.

A través de nuestros fantabulosos espónsors (en este caso, mis viejos), hemos adquirido una suscripción a SailMail, un servicio que permite mandar email a través de la radio de alta frecuencia. Puedo mandar email para publicar directamente en este blog. También puedo mandar email al blog de posiciones para publicar la posición más reciente en el mapa.

Prometo postear en el blog aunque sea algo corto anunciando que el Taia llegó bien a destino. Y en singladuras de más de un día haré todo lo posible para mandar al menos una posición cada 24 horas.

La idea de este mapa se la robé a Hold Fast. Les robé un poco de JavaScript y lo modifiqué un poco.

Feliz 2015!

20 diciembre 2014

Rarezas con fortuna

Habían pasado cinco meses desde que volvimos de las Bahamas a Florida, y los últimos dos de esos cinco habían sido un torbellino de trabajo en el Taia (después de varios meses de vida a bordo, teníamos una lista extensa de arreglos y mejoras en el barco). Pero el viaje a Argentina y las interminables horas de trabajo en Jacksonville quedaban atrás. Estábamos dejando la comodidad de la marina para retomar la vida gitana, dictada por los vaivenes del clima y las mareas.

Algo nerviosos y sorprendidos por los nervios, tomamos la corriente del río Saint Johns hacia el ICW. El solsticio de invierno estaba cercano y los días eran cortos; no es recomendable transitar el ICW de noche, por lo que planeamos una navegación corta para el primer día. Los nervios se evaporaron apenas el Taia se separó del dock. Sentí que volvía a mi lugar, navegando un barco en el que tengo confianza ciega y con la proa apuntando hacia el mar.

Poco antes del anochecer, el Taia estaba anclado a escasas 25 millas náuticas de Jacksonville. Fue una noche de viento moderado y corriente pronunciada. El viento y la corriente hicieron que el barco diera varias vueltas alrededor del ancla durante la noche. Normalmente eso no es un problema, pero en ese rincón en el que anclamos, alguien dejó olvidado en el fondo alguna estructura metálica de tamaño considerable. La cadena del ancla se enrolló alrededor de algo, imposibilitando nuestra partida a la mañana siguiente. El agua en el ICW es marrón y no se veía absolutamente nada. Solo sabíamos que la cadena estaba enganchada a unos 10 metros de profundidad.

Pero el destino estaba a nuestro favor. Nuestro buen amigo Paul, de Jacksonville, es buzo y se dedica a hacer todo tipo de trabajos bajo el agua. Lo llamé, le expliqué la situación, y un par de horas más tarde estaba estudiando el problema conmigo sobre la cubierta del Taia. Intentamos un par de ideas desde cubierta y el gomón, pero nada funcionó. Entonces Paul se puso su equipo de buceo y se sumergió. Después de un rato Paul logró zafar la cadena de lo que la tenía presa. Sin la ayuda de Paul no hubiéramos podido desenganchar esa cadena. Fue un comienzo interesante para esta nueva etapa.
Tratando de desenganchar la cadena desde el gomón.

Paul listo para sumergirse y desenganchar la cadena. Hacía frio!
Los días de navegación en el ICW son aburridos. El motor rugiendo todo el día, zonas de poca profundidad, corrientes que parecen entorpecer más que ayudar, todos factores que me mantenían con la mirada en el clima buscando la oportunidad para salir al océano y recorrer mayor distancia a vela. El destino otra vez se puso del lado del Taia y depositó un sistema de alta presión que trajo vientos favorables del noroeste a lo largo de la costa de Florida, un evento sumamente raro para el mes de diciembre.

Después de solo 3 días de tedio en el ICW, salimos al Océano Atlántico a través de Ponce de León Inlet. Las 30 horas de navegación que siguieron fueron las mejores que hemos tenido en el Atlántico. Por primera vez icé el spinnaker en el océano, a donde normalmente las olas son demasiado grandes y hacen difícil controlar esa vela. Otra ventaja fue que nadie se mareó. Recorrimos 160 millas náuticas y llegamos a West Palm Beach al día siguiente, quedando perfectamente posicionados para cruzar la Corriente del Golfo y llegar a las Bahamas.
Con spinnaker y mayor en el Atlántico

Los días estaban frescos

El cruce de la Corriente fue más agitado. En contra de lo recomendable, decidí cruzar con viento de 10 a 15 nudos del norte. La Corriente fluye hacia el norte, y cuando el viento se le opone se forman olas relativamente grandes y muy cercanas una de la otra. Con el rumbo puesto derecho hacia el este, esas olas altas y juntas orientadas en el mismo sentido que el barco introducen un rolido incómodo. Fueron 8 horas de sacudones, aunque la velocidad fue buena. Para cuando nos acercamos al Banco de las Bahamas las olas se calmaron y el viento desapareció.
Justo antes de entrar al Banco de las Bahamas el viento murió
  Hace seis días estamos en las Bahamas, fondeados en Man-O-War, el cayo en el que los chicos fueron al colegio en febrero. Vamos a pasar la Navidad acá con amigos y después seguiremos navegando hacia el sur.
Aprovechando el nuevo topping lift para el tangón ahora podemos usar el spinnaker más y mejor

La temporada de recolección de caracolitos ha comenzado!
Todavía no he pescado nada con la nueva caña

21 noviembre 2014

De gente y lugares que mueven mi sangre

Cuántas veces en la vida tiene uno la oportunidad de pasarse 2 meses y medio visitando familia y amigos, disfrutando de su compañía, evocando viejos recuerdos y generando nuevos? Hay algo en la Argentina que me despierta de una manera particular. Son los lazos con los que crecí, los lazos que marcaron mi niñez, mi adolescencia, mi juventud. Los 2 meses que pasé en Argentina fueron intensos, marcados por emociones fuertes y redescubrimientos afortunados.

Visitamos gente en Buenos Aires, Bell Ville, Villa María, Córdoba, Alta Gracia, Carlos Paz y San Juan. Todas las visitas confirmaron lo acertado del viaje. Encontramos lo que buscábamos y mucho más. Vimos amigos que no veíamos desde hacía años. Y lo mejor de esos encuentros: nos sentamos a charlar como si los hubiéramos visto la semana anterior.

Entre visita y charla y asado y Fernet con pomelo, caí en cuenta de una realidad ineludible: ahora soy parte de la generación de "los grandes". Mis hijos se sientan en la mesa de los chicos y yo me siento en la mesa de los grandes. Quienquiera dijo que 20 años no es nada no aprecia la diferencia entre la mesa de los grandes y la mesa de los chicos.

En la mesa de los chicos se ríe con la boca abierta y llena de comida, se dice lo que se siente y se piensa, se come parado, sentado, arrodillado, se corre alrededor de la mesa con el tenedor en la mano y se junta en la remera la mugre del patio con la comida que los grandes pusieron sobre la mesa. En la mesa de los grandes se hace más o menos lo mismo; tal vez con menos mugre y menos correteo. En ambas mesas se disfruta.

Como (serio y respetable) miembro de la generación adulta, encuentro una fuente de placer antes desconocida: veo a mis hijos establecer lazos muy similares a los que tengo yo en Argentina. Fueron al colegio durante un mes, hicieron amigos a quienes visitaron con la espontaneidad característica de la cultura latina, se relacionaron con hijos de amigos y primos, disfrutaron tanto como los grandes. Las diferencias entre la cultura canadiense y la argentina fueron una comparación fugaz e irrelevante para ellos. Se insertaron en la Argentina como si hubieran nacido ahí. Sinceramente creo que esos 2 meses que vivieron con tanta intensidad agregaron una dimensión a su humanidad. Y como si eso fuera poco, también mejoraron su castellano enormemente.

Este viaje a Argentina fue mucho más que positivo. Fue una experiencia humana de esas que marcan a una persona. Marcado me cuento.

Si te vi en Argentina, me hiciste feliz. Y te agradezco ese pedazo de felicidad que me diste. Volveré a buscar más.

13 noviembre 2014

Entrevistas

Durante nuestra estadía en Bell Ville tuvimos nuestros 15 minutos de fama. Algunos medios locales se interesaron en nuestra historia y nos entrevistaron. Salimos en la tele, la radio, un diario y un blog. La experiencia ha sido más que halagadora y muy divertida. Muchas gracias a los medios de Bell Ville que mostraron tanto interés en nuestra historia!

A continuación sigue la colección de links correspondiente.

Entrevista en Panorama, Canal 2 de Bell Ville:


Programa Perfiles, Canal 2 de Bell Ville:


Programa Desigual 2:




Diario Tribuna, Bell Ville:



01 septiembre 2014

Crónica Mercedaria

Con la paz y alegría que emanan las personas de Estancia Yucat, Ema nos preguntó si deseábamos el mate en la galería o en el comedor. La tarde estaba entrada en horas y el aire se estaba poniendo fresco en la galería. Tomamos los mates en el comedor mientras observábamos asombrados el entorno y digeríamos lo que habíamos aprendido de Laura, la encargada de relaciones humanas, y el Padre Carlos, el administrador de la estancia.

Habíamos llegado a Yucat buscando una noche relajada, alejada de la rutina escolar y doméstica de los chicos y la vida familiar. Encontramos lo que buscábamos y mucho más.
Entrada al casco de la estancia
El entorno rural es majestuoso. Enmarcado por pinos, el camino de entrada al casco de la estancia nos recibió seco y polvoriento. El auto levantó tierra que el viento esparció sobre los potreros. La iglesia de casi 100 años, en el casco de la estancia, apareció algo cansada entre los árboles. Después aparecieron otras edificaciones, un galpón al fondo, eucaliptos poblados de loras y chimangos. La galería de la casa principal evoca largas tardes de verano repletas de tereré y conversación mientras el sol se toma su tiempo para ocultarse tras el horizonte occidental.
Galería para mate e introspección
Luego de los mates y un paseo hasta la vera del río Ctalamochita, fuimos invitados a cenar con el Padre Carlos y otros miembros de la comunidad de Yucat. La comida casera, deliciosa, fue acompañada por una charla interesante en la que aprendimos mucho sobre la estancia y la gente que la habita. Las casi 22.000 hectáreas de campo pertenecen a la Orden de la Merced, cuyo Carisma es la redención de los cautivos. La Orden ha ajustado su definición de cautivo para adecuarla a los tiempos modernos. Hoy en día ayuda a la humanidad cautiva bajo varias formas de esclavitud: trata de blancas, compra y venta de niños, lamentablemente prácticas tan reales y comunes que nadie se sorprende al escucharlas.
Atardecer sobre el Ctalamochita

Además de la producción agraria tradicional de cualquier estancia, Yucat toma responsabilidades sociales con resultados más duraderos y humanos que la simple redención de almas. El Padre Carlos, a través de su programa El árbol que tu olvidaste, atrae gente que vive marginalmente en zonas urbanas y les ofrece un ambiente sano en el que pueden crecer como personas y como familias. La Orden arrienda tierra a colonos y familias que trabajen con su propio capital y sus propias manos, para así formar comunidades solidarias.
Ganado caprino (aprendí esa palabra en Yucat)

La obra del Padre Carlos, apoyado por la Orden de la Merced, huele a utopía. Pero esta utopía funciona gracias al pragmatismo que exuda el lider de la comunidad. El Padre Carlos y toda la gente de Estancia Yucat merecen una felicitación por su trabajo, su perseverancia, su solidaridad. No puedo más que admirarlos y agradecerles.
Ganado ovino (a esa palabra ya la conocía)
Hacienda, cosecha, consciencia social; qué más podría ofrecer Yucat? Historia! Más de 300 años de historia! Tuvimos la suerte de conocer a Rubén Rüedi, historiador, autor y guía de la estancia. Rubén nos llevó a conocer el museo, la capilla, el tambo de cabras, y en una caminata de 2 horas nos enseñó más cosas de las que puedo escribir en un solo blog post.
Iglesia construida en 1918
Llegamos a Yucat sin saber qué esperar. Pensamos que sería otra estancia tratando de diversificar su ingreso a través del turismo rural. Pero no es el caso. Nos recibieron en su casa, nos trataron como familia, nos permitieron inmiscuirnos en su vida. Nos dieron otra razón para no perder la fe en la humanidad y su capacidad para formar comunidades en las que cada miembro puede encontrar su espacio y su felicidad.
La chica de campo...


31 julio 2014

Sei' mese' de iore' y chancla'

Hace un rato la Cami expresó su ya tradicional tristeza porque nos estamos por ir. Cada vez que dejamos un lugar, ella sufre un poco. Por suerte ha aprendido que cada lugar que visitamos tiene sus maravillas, sus nuevos amigos, y sabe que lo que nos espera en el próximo destino también va a ser divertido. Con escasos 8 años, ella está aprendiendo una lección que sus padres aun tratan de aprender para si mismos.

Es con pesar y congoja que interrumpiré este medio año de temperaturas agradables y escasas prendas de ropa. Sin exagerar, puedo contar con los dedos de la mano las prendas que he usado en los últimos seis meses: 2 ojotas, 1 ior, 1 remera de sol, 1 sombrero (los anteojos oscuros son considerados accesorio, no cuentan como prenda). No puedo creer que el clima me obligará a renunciar a esa libertad de vestir!

Mañana zarpamos por última vez en el 2014. Vamos a llevar el Taia a un lugar en el que quedará prolijamente estacionado en tierra. Los últimos días han estado llenos de preparativos. Ordenar, limpiar, preparar valijas, concluir trabajos en el barco.

La tarea logística para organizar este inminente viaje a Argentina nos sorprendió. Y aunque continuábamos desfilando por la vida en nuestras pocas prendas, el trabajo a veces parecía de oficina, con reuniones de planeamiento, reuniones impromptu para ultimar algún detalle de urgencia, llamadas telefónicas, emails, etc.

La semana que viene nos vamos a Argentina. Va a ser el tiempo más largo que Natalia y yo hemos pasado en Argentina desde 1999. Desearía retener mi libertad para vestir, pero el invierno impone ciertas restricciones que acá en el hemisferio norte no tenemos en julio.

Así es que terminan estos maraviyoso' sei' mese' de iore' y chancla'. Tristes por un lado, pero felices por lo que nos espera en Argentina.

Y después de Argentina nos espera el Caribe.
Chau chancla querida, nos vemos en unos meses!

26 julio 2014

Aniversario

Hoy, 26 de Julio, hace un año que somos cruisers. Un año que dejamos la vida en tierra de lado para vivir en el barco.

En estos 12 meses hemos recorrido 2662 millas náuticas y hemos anclado en 92 lugares distintos. Hemos vivido muchas cosas. Conocimos mucha gente y muchos lugares hermosos. Aprendimos mucho, y también cometimos errores que pasaron a ser parte del aprendizaje. De alguna manera, ya no somos las mismas personas. Hemos crecido.

Empezamos este viaje con muchas ilusiones pero también con muchos miedos (sobretodo de mi parte). El cambio era tan grande que a veces me costaba imaginarme cómo iba a ser la vida abordo. Me preocupé de cosas que hoy, en retrospectiva, parecen ridículas. Algunas otras cosas ni me las imaginé:


- Pensé que iba a extrañar las comodidades que antes disfrutaba a diario:  auto, lavarropas y secarropas,  lavaplatos, etc. La verdad es que no extrañé nada de eso. Cuando tenemos que ir al super o a comprar algo para el barco, caminamos o nos tomamos un colectivo (si la opción existe). En Jacksonville,  nuestro amigo Fred, nos lleva a donde necesitemos ir. Es um maestro!
Una de las grandes ventajas de vivir en los trópicos, es que los 4 nos pasamos la mayor cantidad del tiempo en mallas. Lavar ropa no es un problema!. Lavamos a mano lo que vamos ensuciando hasta que llegamos a un ciudad con lavanderia donde podemos lavar todo el resto. El único tema es asegurarse que la ropa, limpita y sequita, no se moje en el chinchorro al regreso :)

- Los chicos eran una de mis grandes preocupacions. Les va a gustar? Van a extrañar tener una pieza cada uno? Van a extrañar el cole y sus amigos? Se van a hartar de estar todo el día con los padres? Este es uno de los ejemplos donde la realidad superó altamente la expectativa. La Cami y el Mati se adaptaron a esta vida fácilmente y la disfrutan a pleno. Han conocido muchos chicos y se han hecho de muchos amigos. Tienen tios/tias/abuelos/abuelas postizos por todos lados. Si bien extrañan ciertos aspectos de la vida en tierra, lo que experiencian en Taia compensa altamente esa ausencia. La Cami repite casi a diario "este es el mejor día de mi vida". Esto algo tiene que significar, ya que los chicos no mienten no?

- La escuela era otra gran incógnita para mi. Cuando era chica y jugaba a ser maestra en el sótano de mi casa, jamás pensé que la realidad me encontraría dándole clases a mis hijos. Lo disfruto mucho y los chicos han avanzado muchísimo. Además de aprender a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar o dividir, han aprendido a reconocer peces en su habitat natural, han aprendido de mareas y océanos, Hemos hecho clases de ciencia en la playa. Han aprendido greografia e historia de una manera divertida: visitando lugares y viendo cosas. Ojalá cuando sean grande se acuerden de todo esto!

- Con el Er hemos ganado mucha confianza en el barco. De a poquito, el Er ha ido aprendiendo cada uno de los sistemas del barco: sus usos y mantenimientos. El Er pasó de ser simplemente programador a ser electricista, plomero, mecánico, pescador y buzo.
De a poco dejamos de usar el motor y empezamos a usar más las velas. También usamos el spinnaker por primera vez en las Exumas. Anclar con vientos de más de 20 nudos, al principio, significaba una noche de desvelo, chequeando el ancla constantemente para asegurarnos que estaba bien agarrada. Ahora con 20 nudos no nos preocupamos (si bien todavia chequeamos que el ancla esté bien agarrada). Hemos navegado con poco viento y con vientos de más de 25 nudos. Taia es un barcazo!

- Una de las sorpresas más grandes que tuve es que, a pesar de estar en lugares paradisíacos, lo que definde a un lugar como espectacular e inolvidable, es la gente. Y hemos conocido mucha gente. A algunos no los hemos vuelto a ver. Con otros nos hemos re-encontrado en varios lugares. Cuando uno llega a un anclaje nuevo, immediatamente empieza la búsqueda para ver qué barcos conocidos hay. Y si hay barcos con chicos, el contacto es inmediato.
Se establecen amistades inmediatas. Enseguida se los invita al barco a charlar y a compartir una bebida y/o una comida. Se comparten experiencias, planes y sueños, sin importar edad. Minimamente, nos une el mismo estilo de vida y eso no es poco.

- Cosas que jamás pensé que iba a extrañar?  Acceso bueno y barato a Internet. En las Bahamas compramos un chip para el celular con plan de datos, pero no era muy rápido y el servicio era limitado. Otra cosa que extrañé fué el acceso a frutas y vegetales frescos y accesibles. En las Bahamas, casi todo se importa de EEUU y otras islas cercanas, así que los vegetales y las frutas son caros (el doble o el triple de lo que se paga en EEUU).

En resúmen, ha sido un muy buen año. Somos felices haciendo esto. Todavía somos novatos y nos queda mucho camino por recorrer y muchas cosas por aprender, pero lo haremos con una sonrisa en la cara, como hasta ahora.



15 julio 2014

Vida Estival en Jacksonville

Florida nos sorprendió esta vez con el calor. Y la humedad. Estar afuera es realmente incómodo, a menos que uno esté en la playa o en la pileta. Incluso en mallas, nuestro vestuario diario de los últimos 6 meses. Las tormentas diarias que vimos en las Bahamas se hacen presentes en Florida sin falta.

Así es que apenas llegamos a la marina en Jacksonville y apenas enchufamos a Taia a 120 V, los dos aires acondicionados fueron prendidos. Afuera es un horno, pero estar adentro es un placer!

Estar en marina trajo todo tipo de cambios. El primer cambio fué acceso a agua potable ilimitado y gratis. Algo que parece trivial para todos los que viven en tierra, es un lujo para la tripulación de Taia. Las duchas dejaron de ser medidas (y hasta podemos ducharnos en los baños de la marina, que son considerablemente más amplios que el nuestro) y lavar los platos es más cómodo al no tener que pensar en cuánta agua está siendo usada. Ni hablar de lavar ropa! Tener acceso a un lavarropas y un secarropas es un placer.

El segundo cambio fué acceso a internet bueno. Aunque parezca mentira, ésta es una de las cosas que más extrañamos en nuestro tiempo en las Bahamas. Pagamos nuevamente la subscripción a Netflix y el Er se está poniendo al día con todas las pelis y miniseries que han salido en los últimos meses. Yo sigo principalmente leyendo mis libros.

Cuando buscamos la marina donde quedarnos en Jacksonville, uno de los requerimientos era que tuviera pileta. Después de pasar la mayor parte del día en la playa, no queríamos tener a los chicos encerrados en el barco todo el tiempo (y encima nuestro!). El otro requerimento era que tuviera un lugar para mirar tele, para poder ver los partidos del mundial.

Y así llegamos a Ortega Landing Marina. Un lugar precioso, muy cerca de todos los amigos que conocimos en Noviembre del año pasado.

Antes de dejar las Bahamas, el Er empezó a hacer una lista de las cosas que queremos o tenemos que arreglar o cambiar en el barco. Después de vivir casi un año el barco, hay cosas que se han roto (aunque por suerte son bien pocas) y otras que, con la experiencia adquirida, queremos mejorar. Estar en EEUU es el paraiso en ese sentido porque tenemos acceso a todo tipo de servicios y repuestos. El Er se pasa casi todo el día arreglando cosas, buscando precios de repuestos o simplemente estudiando cuál es la mejor manera de hacer un proyecto. El resto del tiempo mira los partidos del mundial.

Yo sigo con el cole de los chicos. Si bien tuvimos una ceremonia ofical de fin de año escolar, el cole a bordo de Taia continua, aunque mucho más liviano. Apenas unas horas por día y a veces, simplemente, hacemos manualidades. Los chicos no se quejan y esto nos permite adelantar un poco.

El resto del tiempo los chicos se la pasan en la pile. Han conocido a muchos chicos y la siguen pasando bárbaro. Se juntan a jugar, a ver tele, o simplemente a nadar en la pile. En la marina muchas veces nos han felicitado por lo bien que se portan los chicos. Algo que nos llena el corazón de orgullo! Algo estamos haciendo bien después de todo :)


Jugando con legos con nuevos amigos!

El Mati pasó a primer grado!

La Cami pasó a tercer grado!

Yendo al zoológico con Paul y Shari. La Cami prefirió ir en la lancha con techo :)


Nuestros amigos en Jacksonville.
Organizamos una noche de pelis con todos los chicos.
El Er instalando un inodoro eléctrico. Chau bomba manual! Ahora solo tenemos que apretar un botoncito :)
Caminando con Paul y Fred en la feria del fin de semana.

Matias ligó una espada y sombrero de pirata.

28 junio 2014

De regreso al primer mundo

El clima se hizo rogar y la ventana de buen tiempo para cruzar a Estados Unidos no aparecía. Todos los días había tormentas eléctricas, que traían mucho viento que rápidamente desaparecían y dejaban atrás mucha calma.

Los últimos días en las Abacos nos vieron rebotar entre Spanish Cay (donde pudimos ver el primer partido de Argentina vs. Bosnia en un bar), Manjack Cay, Green Turtle y Fox Town. En algunos lugares, lamentablemente, no pudimos bajarnos porque llovía mucho.

Green Turtle

Disfrutando el último helado de las Bahamas.


Finalmente el día llegó. Salimos de Fox Town el viernes 20 de Junio a las 7.30 de la mañana. Las primeras 70 millas de navegación eran en el pequeño banco de Bahamas. El resto de las 250 millas eran en el Oceáno Atlántico. El destino era Fernandina Beach, Florida.

La navegación empezó muy tranquila. El tiempo quiso redimirse por los últimos días grises que vimos en las Bahamas con un sol brillante. No había mucho viento pero no estábamos apurados y disfrutamos de una navegación fácil. Alrededor de las 5 de la tarde apareció el primer nubarrón negro y rápidamente se convirtió en tormenta. Aparecion los vientos fuertes y la lluvia. El episodio no duró más de media hora, pero lamentablemente nos dejó una marca. Cuando tratamos de guardar la vela de proa, la escota golpeó violentamente contra la ventana de vinilo del enclosure y le hizo un tajo. Nada grave. Enseguida lo arreglamos temporariamente con cinta. En Estados Unidos lo arreglaremos.

La noche del viernes cenamos tranquilamente mientras disfrutamos las últimas millas en el banco de las Bahamas. A las 9 yo me fuí a dormir mientras el Er se hacía cargo de la primer guardia. A las 10.30 nos agarró la segunda tormenta del viaje. La vimos venir por el radar y nos preparamos. Igual que la primera, no duró mucho y se fué. Pero a diferencia de la primera, ésta no dejó calma. Los vientos que según el pronóstico iban a ser de 15 a 20 nudos fueron en realidad de 20 a 25 durante toda la noche. El mar estaba confudido. Habia bastantes olas que el barco felizmente rompia.

El sábado el viento bajó un poco y las olas se tranquilizaron. Todos, a excepción del Mati, nos mareamos un poco pero con pastillas anduvimos bien. El almuerzo fué bien sencillo: galletitas de agua y mermelada para todo el mundo. La tarde del sábado vimos otra tormenta, pero ésta nos esquivó y sólo tuvimos vientos de más de 30 nudos un rato. A la noche, otra vez, el viento subió a 20 nudos.
El Mati, con su harnés, jugando en el cockpit.

La tripulación infantil estaba feliz, a pesar de la cara del Mati en esta foto.

Llegamos a Fernandina el domingo 22 a las 14.30. A la mañana siguiente, fuimos los 4 a la oficina de migraciones para que nos sellaran el pasaporte. Después de ahi, nos fuimos a Fort George. Ahi pasamos una noche y visitamos una de las plantaciones de algodón más antiguas de EEUU. Está la casa original, de 1813, y las “casas” de los esclavos.


En Fernandina, una ciudad muy pintoresca, yendo a hacer migraciones.

Fernandina
Anclados en Fort George, yendo a visitar la plantación. Atrás se ve Taia.

Taia atrás, la plantación a la derecha de la foto.

La casa original de la plantación.

El martes llegamos a Jacksonville y aquí nos quedaremos en una marina por un mes. Hay varios arreglos que queremos/tenemos que hacer en el barco. En Jacksonville nos hemos re-encontrado con muchos amigos que conocimos el año pasado. Fué como volver a casa nuevamente.

En el lounge de la marina de Jacksonville donde nos estamos quedando. Es una de las marinas más lindas que hemos conocido.

11 junio 2014

Lluvia y Calor

- Está lloviendo?
- Sí, pero no va a durar, es una sola nube...

Mientras la nube se acercaba rápidamente, el viento aumentó su velocidad y una masa de aire frío y seco entró justo a tiempo para evitar que la atmósfera comenzara a hervir. La nube, solitaria y gigantesca, llegó y descargó su furia, la temperatura ambiente se puso agradable. Esa sola nube, que pareció desplomarse sobre el Taia, nos dió suficiente agua para enjuagar y limpiar toda la cubierta y el cockpit, y llenar nuestros 2 tanques de agua. Y después de eso el diluvio continuó unas horas más, para concluir tan rápido como había comenzado. Salió el sol, el higrómetro y el termómetro, al parecer ofendidos por lo agradable que se había puesto el ambiente, escalaron impávidos. Así vimos comenzar la temporada de lluvias en las Bahamas.

Todos los días llueve. Todos los días hay sol. Todos los días hay poco viento. Todos los días hay mucho viento. Todos los días hace calor. Pero nunca hace frío, juntamos agua potable todos los días, y seguimos disfrutando nuestro tiempo en las Bahamas.
Chubasco acercándose al Mar de Ábaco
Las noches a veces son difíciles de tolerar. Hasta ahora dormíamos con todas las ventanas abiertas y la brisa era suficiente para mantener la temperatura perfecta. A veces incluso dormíamos tapados. Pero desde que empezó a llover, el viento es más esquivo. Algunas noches el barco parece estar flotando entre estrellas; el agua refleja el cielo perfectamente, no hay nada que altere la superficie.
Este nos pasó por encima y siguió su curso hacia el Atlántico
En las peores noches me voy a dormir al cockpit, a donde la temperatura está 3 milésimas de grado más baja que en la cabina. Si llueve hay que levantarse a cerrar ventanas y toldos para que no se moje todo adentro y en el cockpit. Diez minutos más tarde, cuando deja de llover, volvemos a abrir todo para que se refresque un poco el aire adentro del barco.

Siempre hay nubes en el oeste, algunas oscuras que parecen traer el ceño fruncido mientras se acercan amenazadoras. Otras parecen estar estacionadas en el horizonte, aprestándose para subirse al tren que las traerá hacia el este.
Chubasco difícil de esquivar
Mientras las nubes hacen cola para desatarse sobre las Bahamas, nosotros planeamos nuestra vuelta a la Florida, a donde sospecho que las nubes van a estar exhibiendo el mismo comportamiento. Planeamos llegar a Jacksonville a principios de julio. Para eso, vamos a hacer nuestra travesía más larga: 300 millas desde las Abacos hasta el extremo norte de Florida. Serán 2 noches y 3 días en el mar.

02 junio 2014

De regreso en las Abacos

Dejamos George Town el 22 de Mayo. Después de mucho deliberar, decidimos hacer la retirada hacia el norte fácil. En vez de ir a islas que no hemos conocido, decidimos volver por las Exumas y las Abacos. Las otras islas quedarán para el año que viene.

Como siempre, dejar un lugar no es fácil. Como es costumbre, hemos conocido mucha gente y nos hemos hecho nuevos amigos. Haber hecho buenas migas con otras familias tampoco hace la tarea fácil a la hora de partir. Lo único que alivia la tristeza de dejarlos es que ellos, como nosotros, también están partiendo hacia otros rumbos.

El destino para el primer día era Black Point, pero después de tener un día espectacular de navegación, con el spinnaker llevándonos a unos vertiginosos 7 nudos, decidimos seguir unas millas más y llegamos a Big Majors, la playa donde hay chanchos. Ya habíamos parado acá en nuestro camino hacia el sur, pero a los chicos les gustó tanto que pidieron parar nuevamente.

A la mañana siguiente fuimos al super y después fuimos a la playa por unas horas. Después de hacer la visita religiosa a los chanchos, decidimos ir a otra playa de la que nos habían hablado nuestros amigos de Viatori y Horizon: The Pirate Beach. Es una playa chiquita pero bonita, llena de sillas, mesas y juegos. Todo donación de un barco llamado Pirate y algunos otros cruisers.

Al mediodía partimos nuevamente para recorrer las 31 millas que nos separaban de Shroud Cay. En este lugar no habíamos estado, pero nos lo habían recomendado. El lugar es muy bonito. Una de las atracciones es un banco de arena que en marea baja forma una playa que rodea una pileta natural. Como Shroud Cay es parte del Parque Exuma, donde está prohibido pescar y llevarse cualquier cosa, vivo o muerto, el lugar estaba lleno de caracolas de todos los tamaños.

Otra de las atracciones del lugar es un rio que atraviesa el cayo de oeste a este y al que se lo puede recorrer con el chinchorro. Al final del recorrido hay una playa muy bonita donde pasamos unas cuantas horas. En esta misma playa conocimos a Unknown Island, una familia canadiense con dos nenas. Como es habitual en estos casos, los grandes empezamos a charlar e intercambiar datos interesantes mientras los chicos jugaban en el agua. A la noche nos juntamos todos en Taia para seguir la charla, esta vez acompañados de una buena botella de vino.

Como el día estaba tan lindo y con poco viento, colgamos la hamaca paraguaya!

La Cami con un erizo muerto, que no se pudo llevar porque estábamos en el Parque Exumas.


La pileta natural

Con los pies amarillentos después de caminar en algas.

Caminando, encontramos una mamá cuidando a sus pichones...


En el rio que atraviesa el cayo.

Al día siguiente, después de unas horas de playa, partimos nuevamente. Esta vez el rumbo fué Ship Channel Cay, el extremo norte de las Exumas. Alli paramos una noche y a la mañana siguiente partimos nuevamente hacia Royal Island, donde ya habíamos estado pero es el lugar ideal para esperar buen tiempo para navegar las 60 millas de océano que separan Royal Island de las Abacos.

El cruce a las Abacos fué muy bueno y después de un día largo de navegación llegamos a Tilloo Cay, el 28 de Mayo.

La parada siguiente fué Hope Town, donde nos re-encontramos con Morning Star. La parada siguiente fué Man-O-War, donde los chicos pidieron ir nuevamente a la escuela.

Aquí nos quedaremos una semana y después seguiremos hacia el norte nuevamente, donde hay muchos lugares que no conocimos y queremos visitar.


Estar en las Abacos nuevamente es raro. Parece que hiciera siglos que estuvimos aquí, cuando en realidad fueron sólo dos meses. Sentimos que “estamos volviendo a casa”, cuando en realidad solo hemos estado acá por un poco más de un mes. Supongo que el hecho de ver lugares conocidos, con mucha gente amiga, es lo que le da a las Abacos el sabor de casa.