28 junio 2014

De regreso al primer mundo

El clima se hizo rogar y la ventana de buen tiempo para cruzar a Estados Unidos no aparecía. Todos los días había tormentas eléctricas, que traían mucho viento que rápidamente desaparecían y dejaban atrás mucha calma.

Los últimos días en las Abacos nos vieron rebotar entre Spanish Cay (donde pudimos ver el primer partido de Argentina vs. Bosnia en un bar), Manjack Cay, Green Turtle y Fox Town. En algunos lugares, lamentablemente, no pudimos bajarnos porque llovía mucho.

Green Turtle

Disfrutando el último helado de las Bahamas.


Finalmente el día llegó. Salimos de Fox Town el viernes 20 de Junio a las 7.30 de la mañana. Las primeras 70 millas de navegación eran en el pequeño banco de Bahamas. El resto de las 250 millas eran en el Oceáno Atlántico. El destino era Fernandina Beach, Florida.

La navegación empezó muy tranquila. El tiempo quiso redimirse por los últimos días grises que vimos en las Bahamas con un sol brillante. No había mucho viento pero no estábamos apurados y disfrutamos de una navegación fácil. Alrededor de las 5 de la tarde apareció el primer nubarrón negro y rápidamente se convirtió en tormenta. Aparecion los vientos fuertes y la lluvia. El episodio no duró más de media hora, pero lamentablemente nos dejó una marca. Cuando tratamos de guardar la vela de proa, la escota golpeó violentamente contra la ventana de vinilo del enclosure y le hizo un tajo. Nada grave. Enseguida lo arreglamos temporariamente con cinta. En Estados Unidos lo arreglaremos.

La noche del viernes cenamos tranquilamente mientras disfrutamos las últimas millas en el banco de las Bahamas. A las 9 yo me fuí a dormir mientras el Er se hacía cargo de la primer guardia. A las 10.30 nos agarró la segunda tormenta del viaje. La vimos venir por el radar y nos preparamos. Igual que la primera, no duró mucho y se fué. Pero a diferencia de la primera, ésta no dejó calma. Los vientos que según el pronóstico iban a ser de 15 a 20 nudos fueron en realidad de 20 a 25 durante toda la noche. El mar estaba confudido. Habia bastantes olas que el barco felizmente rompia.

El sábado el viento bajó un poco y las olas se tranquilizaron. Todos, a excepción del Mati, nos mareamos un poco pero con pastillas anduvimos bien. El almuerzo fué bien sencillo: galletitas de agua y mermelada para todo el mundo. La tarde del sábado vimos otra tormenta, pero ésta nos esquivó y sólo tuvimos vientos de más de 30 nudos un rato. A la noche, otra vez, el viento subió a 20 nudos.
El Mati, con su harnés, jugando en el cockpit.

La tripulación infantil estaba feliz, a pesar de la cara del Mati en esta foto.

Llegamos a Fernandina el domingo 22 a las 14.30. A la mañana siguiente, fuimos los 4 a la oficina de migraciones para que nos sellaran el pasaporte. Después de ahi, nos fuimos a Fort George. Ahi pasamos una noche y visitamos una de las plantaciones de algodón más antiguas de EEUU. Está la casa original, de 1813, y las “casas” de los esclavos.


En Fernandina, una ciudad muy pintoresca, yendo a hacer migraciones.

Fernandina
Anclados en Fort George, yendo a visitar la plantación. Atrás se ve Taia.

Taia atrás, la plantación a la derecha de la foto.

La casa original de la plantación.

El martes llegamos a Jacksonville y aquí nos quedaremos en una marina por un mes. Hay varios arreglos que queremos/tenemos que hacer en el barco. En Jacksonville nos hemos re-encontrado con muchos amigos que conocimos el año pasado. Fué como volver a casa nuevamente.

En el lounge de la marina de Jacksonville donde nos estamos quedando. Es una de las marinas más lindas que hemos conocido.

11 junio 2014

Lluvia y Calor

- Está lloviendo?
- Sí, pero no va a durar, es una sola nube...

Mientras la nube se acercaba rápidamente, el viento aumentó su velocidad y una masa de aire frío y seco entró justo a tiempo para evitar que la atmósfera comenzara a hervir. La nube, solitaria y gigantesca, llegó y descargó su furia, la temperatura ambiente se puso agradable. Esa sola nube, que pareció desplomarse sobre el Taia, nos dió suficiente agua para enjuagar y limpiar toda la cubierta y el cockpit, y llenar nuestros 2 tanques de agua. Y después de eso el diluvio continuó unas horas más, para concluir tan rápido como había comenzado. Salió el sol, el higrómetro y el termómetro, al parecer ofendidos por lo agradable que se había puesto el ambiente, escalaron impávidos. Así vimos comenzar la temporada de lluvias en las Bahamas.

Todos los días llueve. Todos los días hay sol. Todos los días hay poco viento. Todos los días hay mucho viento. Todos los días hace calor. Pero nunca hace frío, juntamos agua potable todos los días, y seguimos disfrutando nuestro tiempo en las Bahamas.
Chubasco acercándose al Mar de Ábaco
Las noches a veces son difíciles de tolerar. Hasta ahora dormíamos con todas las ventanas abiertas y la brisa era suficiente para mantener la temperatura perfecta. A veces incluso dormíamos tapados. Pero desde que empezó a llover, el viento es más esquivo. Algunas noches el barco parece estar flotando entre estrellas; el agua refleja el cielo perfectamente, no hay nada que altere la superficie.
Este nos pasó por encima y siguió su curso hacia el Atlántico
En las peores noches me voy a dormir al cockpit, a donde la temperatura está 3 milésimas de grado más baja que en la cabina. Si llueve hay que levantarse a cerrar ventanas y toldos para que no se moje todo adentro y en el cockpit. Diez minutos más tarde, cuando deja de llover, volvemos a abrir todo para que se refresque un poco el aire adentro del barco.

Siempre hay nubes en el oeste, algunas oscuras que parecen traer el ceño fruncido mientras se acercan amenazadoras. Otras parecen estar estacionadas en el horizonte, aprestándose para subirse al tren que las traerá hacia el este.
Chubasco difícil de esquivar
Mientras las nubes hacen cola para desatarse sobre las Bahamas, nosotros planeamos nuestra vuelta a la Florida, a donde sospecho que las nubes van a estar exhibiendo el mismo comportamiento. Planeamos llegar a Jacksonville a principios de julio. Para eso, vamos a hacer nuestra travesía más larga: 300 millas desde las Abacos hasta el extremo norte de Florida. Serán 2 noches y 3 días en el mar.

02 junio 2014

De regreso en las Abacos

Dejamos George Town el 22 de Mayo. Después de mucho deliberar, decidimos hacer la retirada hacia el norte fácil. En vez de ir a islas que no hemos conocido, decidimos volver por las Exumas y las Abacos. Las otras islas quedarán para el año que viene.

Como siempre, dejar un lugar no es fácil. Como es costumbre, hemos conocido mucha gente y nos hemos hecho nuevos amigos. Haber hecho buenas migas con otras familias tampoco hace la tarea fácil a la hora de partir. Lo único que alivia la tristeza de dejarlos es que ellos, como nosotros, también están partiendo hacia otros rumbos.

El destino para el primer día era Black Point, pero después de tener un día espectacular de navegación, con el spinnaker llevándonos a unos vertiginosos 7 nudos, decidimos seguir unas millas más y llegamos a Big Majors, la playa donde hay chanchos. Ya habíamos parado acá en nuestro camino hacia el sur, pero a los chicos les gustó tanto que pidieron parar nuevamente.

A la mañana siguiente fuimos al super y después fuimos a la playa por unas horas. Después de hacer la visita religiosa a los chanchos, decidimos ir a otra playa de la que nos habían hablado nuestros amigos de Viatori y Horizon: The Pirate Beach. Es una playa chiquita pero bonita, llena de sillas, mesas y juegos. Todo donación de un barco llamado Pirate y algunos otros cruisers.

Al mediodía partimos nuevamente para recorrer las 31 millas que nos separaban de Shroud Cay. En este lugar no habíamos estado, pero nos lo habían recomendado. El lugar es muy bonito. Una de las atracciones es un banco de arena que en marea baja forma una playa que rodea una pileta natural. Como Shroud Cay es parte del Parque Exuma, donde está prohibido pescar y llevarse cualquier cosa, vivo o muerto, el lugar estaba lleno de caracolas de todos los tamaños.

Otra de las atracciones del lugar es un rio que atraviesa el cayo de oeste a este y al que se lo puede recorrer con el chinchorro. Al final del recorrido hay una playa muy bonita donde pasamos unas cuantas horas. En esta misma playa conocimos a Unknown Island, una familia canadiense con dos nenas. Como es habitual en estos casos, los grandes empezamos a charlar e intercambiar datos interesantes mientras los chicos jugaban en el agua. A la noche nos juntamos todos en Taia para seguir la charla, esta vez acompañados de una buena botella de vino.

Como el día estaba tan lindo y con poco viento, colgamos la hamaca paraguaya!

La Cami con un erizo muerto, que no se pudo llevar porque estábamos en el Parque Exumas.


La pileta natural

Con los pies amarillentos después de caminar en algas.

Caminando, encontramos una mamá cuidando a sus pichones...


En el rio que atraviesa el cayo.

Al día siguiente, después de unas horas de playa, partimos nuevamente. Esta vez el rumbo fué Ship Channel Cay, el extremo norte de las Exumas. Alli paramos una noche y a la mañana siguiente partimos nuevamente hacia Royal Island, donde ya habíamos estado pero es el lugar ideal para esperar buen tiempo para navegar las 60 millas de océano que separan Royal Island de las Abacos.

El cruce a las Abacos fué muy bueno y después de un día largo de navegación llegamos a Tilloo Cay, el 28 de Mayo.

La parada siguiente fué Hope Town, donde nos re-encontramos con Morning Star. La parada siguiente fué Man-O-War, donde los chicos pidieron ir nuevamente a la escuela.

Aquí nos quedaremos una semana y después seguiremos hacia el norte nuevamente, donde hay muchos lugares que no conocimos y queremos visitar.


Estar en las Abacos nuevamente es raro. Parece que hiciera siglos que estuvimos aquí, cuando en realidad fueron sólo dos meses. Sentimos que “estamos volviendo a casa”, cuando en realidad solo hemos estado acá por un poco más de un mes. Supongo que el hecho de ver lugares conocidos, con mucha gente amiga, es lo que le da a las Abacos el sabor de casa.