27 marzo 2016

Nuestros días en St. Martin

Por distintas razones, siempre es difícil dejar St. Martin. El año pasado planeamos estar ahí 10 días y terminamos quedándonos un mes. Esta vez queríamos quedarnos una semana y la estadía terminó siendo de 3 semanas. Las razones son varias. La más importante sea, quizás, que es fácil conseguir de todo para el barco, ya sea respuestos o servicios. Otra razón es aprovionamiento: llenar el barco de comida es fácil, con un supermercado, con cosas ricas y barato, a 10 minutos caminando.

Esta vez llegamos a St. Martin sin ningún proyecto para el barco en mente. Pero esto rápidamente cambió cuando el Er decidió instalar una canilla de agua salada en la cocina. Tener agua salada para lavar los platos es un placer, porque nos permite usar agua indiscriminadamente. Solo enjuagamos con agua fresca y así ahorramos mucho de uno los recursos naturales más valiosos que tenemos.

Agua salada en el barco! Un lujo.
En St. Martin nos re-encontramos con la tripulación de Day Star, Lagom, Wind Whisper, and Korrigan. Con ellos compartimos más de un fogón, varias tardes de playa y alguna que otra noche de charla y vino de por medio.

Disfrutando de un rico almuerzo en Sunset, Maho Beach, mirando los aviones despegar y aterrizar.

Los chicos jugando en la playa de Maho, mientras un avion chiquito aterriza.

Trabajo en equipo! El Er preparando el nuevo vang y preventer para el Taia, con ayuda de la tripulación.

Greg, de Day Star, nos contó de este hotel abandonado. Los chicos se pasaron unas cuantas horas explorandolo.
Aprovechando los 25 nudos de viento, el Mati decidó sacar su sábana a cubierta y usarla como spinnaker.


Con el barco repleto de comida y el corazón un poco triste al despedirnos de la última isla francesa que visitaremos este año, partimos para las BVIs una mañana bien tempranito. En las islas virgenes estaremos unas semanas antes de partir para Puerto Rico, Jamaica y Cuba.

25 marzo 2016

Antigua y Barbuda

El año pasado, después de hacer bastantes millas contra el viento y las olas, decidimos saltearnos Antigua y Barbuda para no tener que ir otras 80 millas en contra del viento. Este año, viniendo del sur, el ángulo del viento es mucho mejor y entonces decidimos visitar estas dos islas.

Antigua nos sorprendió con sus bahías protegidas y sus playas hermosas. El agua turquesa del mar lamentablemente no es cristalina y nos decepcionó un poco.

Nuestra primer parada fué English Harbour, una pequeña bahía al sur de la isla. El rumor cuenta que en esta bahía, hace muchos años, el capitán de la flota inglesa Nelson, se pasó 6 meses anclado sin bajarse de su barco. Hicimos la caminata obligatoria al fuerte y por la marina.
Durante nuestra estadía en English Harbour, vimos llegar al menos 3 canoas que estaban participando de una carrera para cruzar el Océano Atlántico en remo. Muy interesante!

Visitando el fuerte de Berkely, English Harbour.


Con la tripulación de Korrigan, a quienes conocimos en Guadalupe.



Canoas que usan para cruzar el Atlántico en el Atlantic Challenge.

Después de dos días, nos fuimos a Green island, al este de Antigua. Una bahía hermosa, protegida de las olas por una barrera de coral bastante grande. Acá nos pasamos varios días yendo a la playa y el Er empezó a aprender a hacer kite boarding.

Green Island

El capitán arriba de la tabla de kite boarding.

Y al agua pato capitán!
Caminata por Great Bird Island, al norte de Antigua



Jumby Beach, al norte de Antigua.
Luego de Green island paramos en varias bahias al norte y el oeste de Antigua. Casi le dimos la vuelta completa a Antigua! Pero hubo un día de buen pronóstico de tiempo y decimos cruzar las 35 millas hacia el norte y llegar a Barbuda.

Jolly Harbour, Antigua

Deep Bay, al oeste de Antigua (foto cortesia de Korrigan)

El capitán y yo, foto cortesia de Korrigan.

Barbuda es una isla interesante. Estando tan fuera del camino, no recibe mucho turismo. Es más, uno de los dos resorts que vimos estaba abandonado y el otro parecía estar medio vacio. Pero tiene una playa de arena blanca preciosa que se extiende por kilómetros. Y al no haber turistas, uno se siente que está en el paraíso.

Millas y millas de playa espectacular. Una de las mejores playas del Caribe!

Los chicos se pasaron horas jugando con las olas.