Finalmente llegó el día. Paul llegó
a GeorgeTown el 27 de enero a las 2 pm y, junto con su ropa, trajo las condiciones
de tiempo perfectas para que Taia llegara a Turks and Caicos. Así es
que, sin un minuto para perder, nos fuimos los 5 al barco y
emprendimos rumbo sureste.
Fueron dos noches y dos días y medio
de navegación. La primer noche fué un poco incómoda porque las
olas estaban grandes. La segunda noche fué perfecta y una de las
mejores hasta ahora. Aprovechando que tenemos un tripulante extra al
que le encantan las guardias nocturnas, yo decidí saltearmelas y
dormir toda la noche. Qué placer!
Llegamos a Turks and Caicos el jueves
29 de Enero un poco después del mediodía, justo cuando el tiempo
empezaba a desmejorase. El objetivo era pasar una noche allí,
recargar las pilas y partir hacia República Dominicana al día
siguiente. Después de una ducha bien merecida y una buena cena,
todos nos fuimos a dormir temprano disfrutando del simple hecho de
que la cama no se movía para lado y lado.
A la mañana siguiente partimos
temprano. La navegación matutina fué tranquila, con la protección
de Turks and Caicos en la espalda. El pronóstico anticipaba vientos
tranquilos para el resto del día, pero el viento en vez de
disminuir, aumentó. Y las olas rápidamente se pusieron incómodas.
Con este movimiento constante, mi estómago dijo basta y así es que
encontré a mi mejor amigo: el balde. Pasé toda la noche tirada en
un colchón en el piso, donde el movimiento del barco se sentía
menos, con el balde al lado mio por las dudas. Por suerte el resto de
la tripulación estaba bien.
Y así llegamos a Luperón, República
Dominicana el sábado 31 de Enero. Con mucho viento y muchas olas.
Con lluvia y nubes bajas ocultando las montañas y vegetación
dominicanas.
Viniendo de Las Bahamas, el contraste
es inmediato. Enseguida se ven colinas y mucha vegetación. Ese mismo
día lo conocimos a Papo, un dominicano que provee servicios con su
lancha: agua potable, gas, diesel y hasta lavanderia!
Al dia siguiente empezó el proceso de
hacer aduana y migraciones. Primero, tuvimos que esperar a que tres
oficiales (muy informalmente vestidos) vinieran a Taia. Después de
presentar los papeles del barco y pasaportes nos dieron el OK para ir
al pueblo para terminar de legalizar nuestra estadía en República
Dominicana. Ahi vimos a tres oficiales distintos, llenamos más
papeles y pagamos. El lunes tuvimos que volver para ver a dos
personas más y así terminar todo el proceso de aduana y
migraciones.
Luperón es una ciudad chica y no muy
turística. Se ve mucha basura y las propiedades, en general, no
están bien mantenidas. Definitivamente no es lo que se ve cuando
uno visita un complejo turistico!
Aprovechamos los días en Luperón para
hacer escuela y varios proyectos en el barco. También fuimos a una
playa. Un día contratamos una excursión para ir a Los 27 Charcos de
Damajagua. Este parque tiene una colección de 27 cascadas por donde
uno puede, después de caminar un buen rato, saltar o tirarse por la
cascada. Pasamos unas 3 horas caminando por el bosque y rio y nos
tiramos por 12 cascadas. Pasamos un día espectacular!
El Er fue el primero en tirarse :) |
La Cami tirandonse por la cascada |
Nos hubiera gustado mucho pasar más
tiempo en República Dominicana y conocer más, pero tenemos que
estar en St. Thomas a mediados de Febrero para que Paul tome su vuelo
de regreso a EEUU.
Nuestro siguiente destino es Puerto
Rico, donde planeamos parar un poco y conocer algo más.
Hermosa cascada!, que susto, no? Lamento Nati que hayas pasado una noche mala con las olas, por suerte despues se mejoró. Besos
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