Los últimos 12 días en el Mar de
Ábaco nos vieron rebotar de norte a sur y este a oeste, sin rumbo
aparente. Mas las apariencias engañan, como dicen los que poco
aparentan, pues llevábamos el rumbo del viento, que marcaba nuestro
paso con su conocida imprecisión, su irritante impuntualidad y su
actitud bipolar. A donde este caso de diván nos dictó, ahí fuimos.
Desenrollamos el foque, nos pusimos al través o aleta, y caminamos
plácidamente a la vertiginosa velocidad de entre 3 y 5 nudos. Izar la mayor estaba fuera de la cuestión porque requiere una cierta cantidad de trabajo que cuesta justificar para navegar unas pocas millas.
La rutina de a bordo durante esos días
fue tranquila: navegamos 2 o 3 horas por día, tiramos el ancla en
alguna ensenada con protección contra el viento esperado para esa
noche, nadamos, disfrutamos. El viento y el foque, una combinación
versátil cuando uno tiene el tiempo y la oportunidad, nos dieron esa
comodidad itinerante que tanto contrasta con la comodidad sedentaria
que disfrutamos el mes pasado en Man-O-War y Hope Town.
Pelican Cay con el Océano Atlántico atrás |
Marsh Harbour, Archers Cay, Red Bay,
Tavern Cay, Pelican Cay, Sandy Cay, Tilloo Cay, Lynyard Cay, todos
ellos nos vieron pasar y anclar. En Marsh Harbour, el menos atractivo
de los destinos, fuimos al súper y a la ferretería. Todos los otros
lugares nos dieron playas, arrecifes y aguas cristalinas.
Atardecer en Archers Cay |
En Red Bay el viento fuerte que
esperábamos para esa noche vino antes de lo anticipado y tuvimos que
levantar el ancla a las apuradas. Los 25 nudos de viento que soplaban
del norte nos llevaban contra una costa de piedra, iron shore
(costa de hierro), como le dicen acá en las Bahamas. Con foque
desenrollado y el viento en la aleta nos fuimos con el rabo entre las
patas de vuelta a Marsh Harbour, a donde nos protegimos del iracundo
Eolo. Ese día vimos al Mar de Ábaco como nunca lo habíamos visto:
olas de 1 metro cada 3 o 4 segundos, miles de partículas de agua
desprendiéndose de las crestas de las olas, nubes grises y negras
con el ceño fruncido y escupiendo babas descontroladamente. El
sector infantil expresó alguna preocupación y ligero mareo mientras
el capitán timoneaba con su infame sonrisa sobradora plasmada en el
semblante. La oficial de aprovisionamiento y todo aquello que el
capitán es muy vago para hacer estaba seria mas no tensa. El Taia
caminó tranquilo, inmune a los avatares de este pequeño mar de
aguas tranquilas.
Pelican Cay |
El
arrecife frente a Sandy Cay es el más conocido del Mar de Ábaco. Un
día nos anclamos en Pelican Cay y con el gomón fuimos a Sandy Cay
munidos de máscara, snorkel y aletas. El cayo no parece gran cosa,
pero apenas uno se sumerge descubre un arrecife que parece una ciudad
para vida submarina. Corales, peces, moluscos, de todo. Hasta un
tiburón! Nadé tras ese tiburón cual turista para tratar de sacarle
la foto de su mejor ángulo, pero el tiburón prefirió mantener su
distancia y solo lo pude fotografiar desde arriba y atrás.
Tiburón en Sandy Cay |
Mientras
deambulábamos con el viento y el foque, prestábamos atención al
pronóstico del clima para cruzar las 55 millas de Océano Atlántico
entre el Mar de Ábaco y Eleuthera, la isla que marca el extremo
noreste de Exuma Sound. El archipiélago de las Exumas es nuestro
próximo destino, una hilera de islas que se extiende unas 110 millas
náuticas de norte a sur. Todavía no hemos llegado, pero ya dejamos
atrás esas 55 millas de océano.
Nos
anclamos frente a Lynyard Cay, el cayo en el extremo sur del Mar de
Ábaco, y a la mañana siguiente apuntamos la proa hacia el sur.
Tuvimos la mejor navegación oceánica de las pocas que hemos hecho.
Fueron 11 horas excelentes, ciñendo bajo foque y mayor todo el
tiempo, con olas de 1,5 metros espaciadas cada 8 o 10 segundos. Al
final del día tiramos el ancla en Royal Island. Ahora estamos
esperando a que el viento se calme y vire más al norte para navegar
las 45 millas que restan para llegar a las Exumas.
Llegamos a Royal Island! |
Y como
dato interesante quisiera dejar sentado que el 27/Marzo, dentro de 2
días, cumplo 41 años.